viernes, 14 de mayo de 2010

Ni Pelados, ni con peluca

La semana pasada ha estado jugosa en materia de noticias y discusiones ideológicas, en primer lugar el ajuste de gasto público, anunciado por el gobierno español ocupa gran parte de las noticias que venías de Grecia y de su blindaje, aportado por el Banco Central Europeo.

Por un lado la clásica disputa, gasto o recorte, problema que cuenta con una biblioteca a favor, y otra en contra, acerca de cómo puede estimularse una economía deprimida. Por una parte los ortodoxos, quienes piensan que las variables económicas siempre encuentran el equilibro a largo plazo, para lo cual recortar el gasto público es nivelar la ecuación macroeconómica y facilitar a la economía a estabilizar sus variables, por otro, quienes creemos que los mercados so suele optimizar sus recursos, pero suelen verses controlados por diversos sectores, así, un recorte de gastos, ergo, de demanda, y un flujo de capitales para el sistema financiero, sólo refuerza este último y no termina de generar producción y consumo, que son las variables sustentables.

Ahora bien, la discusión está en la mesa, para nosotros, los argentinos, la receta suena conocida al proceso de fines de los años noventa, el blindaje y el ajuste. Claramente los resultados fueron caóticos y la caída de la economía catastrófica, en la semana escuché a varios colegas hablar sobre la desventajosa posición de Grecia en función a sus variables macroeconómicas, respecto de Argentina en 2001. Ahora, sabiendo de los resultados… ¿que motiva a repetir la receta en Grecia?, otra vez la respuesta es ideológica.

Argentina, por el contrario, y luego de la espantosa crisis de esos años, ha reconstruído su tramado económico, por supuesto con asignaturas pendientes, pero lo cierto es que según datos de medios de comunicación opositores, se ha llegado a los valores de indigencia de 1974 y a los de pobreza de 1994.

Claramente esto no es suficiente, en función de que parte de estos valores son alcanzados gracias a la asignación universal por hijo, de que aún nos manejamos con valores de desempleo un poco por encima del promedio histórico de Argentina, una inflación elevada -más no descontrolada- y alguna tensiones sectoriales internas. No obstante, para este año, las predicciones más conservadores creen que el PIB crecerá 4.5% este año, nada mal, eso contra lo que piensan los ortodoxos es la manera de empezar a crecer, lo ideal es de apoco ir retirando los planes y subsidios que estimulan el consumo.

Coincido con Martín Lusteau –si de verdad- en que Argentina tiene luego de muchos años una agenda propia, en materia de revisión, no de recorte, del gasto público; planes de control de la inflación y crecimiento. Lo cual nos pone en situación de pensar que luego de muchos años, estamos en posición de empezar a ganar el partido y no de perder por la menor cantidad de goles que podamos.

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